viernes, 21 de octubre de 2011

Because, you're great

A veces nos menospreciamos, pensamos que no somos nada, que no tenemos nada, que la gente es mejor, por una cosa, por otra...
A veces pensamos que son mejores por su físico, o su forma de interactuar con los demás. Por ser más espontáneos o por su belleza. Otras simplemente nos creemos inferiores porque saben hacer algo, como tocar, o dibujar, o hacer algún deporte o actividad. Algo que a ti te gustaría hacer, pero te cuesta, o no puedes hacerlo. Algo que piensas que es imposible para ti.
Pero no. No eres menos, no eres menos por no hacerlo. Todos tenemos ese algo, que nos hace especial. Puede que no sea una cualidad que se vea a simple vista, pero todos tenemos ese algo que ningún otro tiene, eso que muchos quieren tener en el fondo y no llegarán a alcanzar nunca. Porque somos únicos, y todos tienen algo escondido en su interior. Ya sea un buen corazón, inteligencia, una sonrisa que nadie más tiene... Y pueden parecer tonterías, pero esas cosas, pequeñas cosas, a los demás nos gustan, y nos fascinan.
Y no digas "Yo no puedo, yo no valgo". Todos valemos. En mayor o menos grado, pero con esfuerzo y constancia podemos lograrlo todo.
¿Quieres cantar? ¡Canta! ¿Quieres dibujar? ¡Dibuja! ¿Quieres ser un buen jugador de fútbol? ¿Pues a qué esperas? Coge el balón y sal ahí a darlo todo.
No somos menos, somos iguales, pero cada uno tiene mayor o menos facilidad, simplemente, ¡adelante!
Nunca se es tarde para lo que realmente se quiere, y con esfuerzo todo eso es posible.
¿Creéis que nadie más se siente así? Inútil por no hacer algo, por ver que gente lo hace mejor... Pero hay que seguir, que esforzarse, pues a veces da más el que se esfuerza que el que tiene el "don".
Y os pondré un ejemplo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Nunca es tarde para lo que se quiere.

Llevaba varios días pensando en esta entrada. No sabía si hacerla o no, porque por mi cabeza vagaban varios pensamientos que me echaban atrás, pero creo finalmente, que escribirlo no me va a hacer daño, y si así me quedo tranquila, lo escribiré, ya que pocos me leen y pocos me hacen caso, pero yo lo diré de igual manera porque así lo quiero.

Esta entrada se la quiero dedicar especialmente (ya que va dirigida a esa persona) a una amiga que tuve hace tiempo. Con la cual ya habría hecho 4 años de amistad si aun la conservásemos tanto como antes, aunque a estas alturas serían 4 años y algunos meses, pero bueno, eso no tiene ya importancia.

Esa amiga de la que hablo (de la cual no diré nombre por respeto a su persona, ya que no quiero problemas ni nada) fue alguien muy especial para mí, tanto que llegó a ser mi mejor amiga. En poco tiempo habíamos entablado una gran relación, una relación distinta a las que había llegado a tener, y lo más extraño de todo, era que no vivía donde vivo yo. Era una amiga que conocí por Internet.
Pero compartíamos gustos, aficiones, y cuando hablábamos nos lo pasábamos bien, reíamos, hacíamos el tonto... como cualquiera, ¿no? Los años fueron pasando, y al principio todo iba igual, o mejor, yo me sentía a gusto y ella imagino que igual, pero ya al tercer año, casi al "cumplirlo" hubo "problemas". No problemas, sino que la cosa fue cambiado. No creo que fuese culpa de ninguna, simplemente algo que tenía que pasar. Todo lo que sucede es porque así debe ser, y al parecer nuestros destinos en aquellos momentos se debían separar.

domingo, 9 de octubre de 2011

Ni siquiera la sombra permanece a nuestro lado siempre

"A veces nos sentimos solos. Sentimos que no tenemos nada, ni a nadie, a pesar de tener a tanta gente a nuestro alrededor. 
Es como cuando caminas por la calle. Toda la gente pasa a tu lado, riendo, en silencio, en pareja, en grupo, solos... pero realmente, ¿cuánto creemos tener a alguien? Nada... No conocemos a ninguna de esas personas, y quizá ellas tampoco lleguen a conocerse tanto como quisieran, tal vez incluso, ni conocen a la persona con la que hablan a su lado.
Pero la gente es así.
Dicen de querernos, amarnos, añorarnos... Pero, ¿cuántas personas hay que lo digan sinceramente? Y no, no estoy diciendo que lo que digan sea falso, pero a veces es difícil averiguar cuando mienten o dicen la verdad. Porque, ¿cuántas personas te han dicho que jamás te dejarían, que estarían siempre a tu lado, y al despistarte un momento, ya no estaban ahí? Muchas, demasiadas quizá. Y duele, sí, duele bastante. ¿La voz de la experiencia? Tal vez...
Pero como ya dije, la gente es así.
¿Y qué podemos hacer? ¿No fiarnos de nadie? ¿Ni siquiera de nuestra propia sombra? No... No creo que esa sea la respuesta. Uno puede coger confianza, cariño, pero no dejarse engañar. Porque una persona que ha estado media vida o una entera a tu lado, puede darte la espalda de un día para otro, y si no eres consciente de que eso podía pasar, sufrirás, mucho, o más incluso...

viernes, 7 de octubre de 2011

Carpe diem

Las cosas suceden. Por alguna razón, por ninguna, pero lo hacen. A veces son alegres, tristes... Nos podemos centrar en algo que jamás puede ocurrir o en algo que ocurrió y no se volverá a vivir, pero eso no cambiará nada. Porque la vida es así. Tienes que vivir, vivir el momento, vivirlo como si no hubiese mañana, porque, ¿quién dice que mañana despertarás? No hay ciencia cierta de ello. Y mucha gente mañana no volverá a ver la luz del día, a los pajarillos piar, el color de las hojas, el viento rozando su cara... Las cosas empiezan y acaban, así es la vida.
Quien se centra demasiado en el pasado no sale nunca de allí, se enfrasca y sufre por cosas que no podrá recuperar o por cosas que pudo haber tenido y jamás tuvo.
Quien se centra en el futuro... Como he dicho antes, ese futuro puede que no llegue. Puede que se cambie por algo mejor, o peor. Así que, ¿para qué centrarse en algo de lo que no vale la pena?
Simplemente carpe diem, vive el momento, vívelo intensamente, como si no hubiese mañana.
Y sobre todo, vívelo con alegría.
Porque, ¿para qué vivir algo amargado, sin saber lo que pueda venir después? ¿Vale la pena deprimirse por algo de lo que puedes no llegar a hacer nunca? Como si por alguna razón no has podido estudiar un examen como quisieras, y te amargas porque no te lo sabes demasiado bien, y quizá, luego llegues al examen, y digan que lo ponen por alguna razón que desconoces para otro día, y tienes uno o dos días más para saberte eso en que fallabas un poco. ¿Mereció la pena deprimirse? No.
Así que hoy simplemente diré eso.
Carpe diem.


Saludos.
Kassi.